28.3.13

Dos cumpleaños




Vuelvo a escribir en Spoonglish tras un par de meses. No he cumplido mi propósito de 2013. ¿A quién le sorprende? Por si fuera poco, además de dejar el blog abandonado todo este tiempo, spoonglish ha cumplido 1 año este mes y no me había dado cuenta. ¡No lo hemos celebrado ni nada! Yo también he cumplido años este mes, veintisiete ni más ni menos, pero eso sí que lo hemos celebrado.

Hace unos días hice mi receta favorita de tajín de cordero. Tenía, desde no me preguntéis cuándo, un trozo de paletilla de cordero en el congelador y por la mañana se me ocurrió sacarlo para hacer este plato que adoro y que hace tiempo que no hacía.

La primera vez que probé el tajín de cordero fue en el restaurante El Jardín del Califa, en Vejer de la Frontera. Si alguna vez pasáis por ese precioso pueblo de la provincia de Cádiz no dejéis de ir a comer a El Califa, no os defraudará.



Mi receta la saqué de un libro muy bueno de cocina americano, el de la retirada revista Gourmet. La primera vez que lo hice, hace un tiempo, me encantó. Esta vez tuve que modificar un poco la receta para adaptarla a las verduras que tenía en casa, y me gustó aun más.



Tajín de Cordero con verduras, ciruelas y orejones
Adaptado de The Gourmet Cookbook, para 4 personas.

El tajín se llama así porque así se llama la vasija en la que se hace este plato. Es una cazuela de barro bastante plana con una tapa en forma de cono. Si tenéis un tajín  nada mejor para hacer esta receta, pero si no, no pasa nada, usad lo que tengáis. 


Las verduras son totalmente sustituibles. Podéis poner calabacín, batata, calabaza o lo que queráis. Los orejones y las ciruelas no son sustituibles, pero si no os gustan podéis no ponerlos, o podéis poner uvas pasas. 

1 kg (2 lb) de paletilla de cordero

1 cebolla picada
1 tallo de apio picado
1 pellizco de azafrán desmigado
2 zanahorias peladas y en rodajas
2 chirivías pequeñas peladas y en rodajas
3/4 de cucharadita de jengibre molido
1/8 cucharadita de canela molida
2/3 taza de ciruelas pasas sin hueso (unas 12-14)
1/2 taza de orejones (unos 10-12)
2 cucharaditas de miel
1 pellizco de nuez moscada
Aceite de oliva, sal y pimienta.

Separar la carne de cordero del hueso y cortar en trozos de unos 2cm. En una cazuela grande o cocotte calentar 1 cucharada de aceite a fuego medio-alto y dorar la carne y el hueso de cordero en 2 tandas, durante unos 5 minutos por tanda hasta que esté dorado por todos los lados.  Transferir a un plato y reservar.

Poner 1 cucharada de aceite en la cazuela y añadir la cebolla y el apio. Cocinar removiendo de vez en cuando a fuego medio hasta que estén blandos, unos 5 minutos. Volver a poner la carne y huesos en la cazuela. Añadir 350 ml de agua, el azafrán y salpimentar. Subir el fuego y llevar a ebullición  Bajar el fuego, cubrir y dejar que se haga a fuego lento,  removiendo de vez en cuando , durante 1 hora y 15 minutos.

Con una espumadera sacar la carne y reservar en un plato. Tirar el hueso. Añadir a la cazuela la zanahoria y la chirivía.  Cubrir y dejarlo unos 10 minutos, hasta que las verduras empiecen a estar tiernas. Añadir el jengibre,  la canela, las ciruelas pasas, los orejones, cubrir y cocinar durante unos 5 minutos, hasta que las frutas y verduras estén blandas.

Volver a poner el cordero en la cazuela, añadir la miel, corregir de sal y pimienta y añadir nuez moscada al gusto. Dejar que hierva flojito destapado durante 5 minutos. Servir con cuscús.

24.1.13

My American Idol


No suelo hablar mucho de otros blogs de cocina, pero la verdad es que leo muchísimos. Bueno, la verdad es que sigo muchísimos, pero leer leer, unos pocos. Entre los que leo, hay uno que siempre que veo que hay una entrada nueva, ya sea en Facebook o en Google Reader, paro de hacer lo que sea que esté haciendo y lo leo de principio a fin. Ese blog es smitten kitchen.

No soy la única a la que le gusta como escribe Deb y sus recetas. Su blog, que tiene mas de 6 años, tiene casi 112.000 fans en Facebook, y su libro, que salió en otoño, se mantiene entre los más vendidos aquí en EEUU.





Su tono medio irónico, con gracia, su perfeccionismo al cocinar, sus preciosas fotos y su bebé Jacob, son la combinación perfecta para hacer de su blog uno de los mas leídos a nivel mundial, y la envidia de cualquier bloguero. Su nuevo libro, que me regalaron en Navidad, no sólo esta repleto de recetas deliciosas y fotos increíbles, sino que también resulta una lectura divertida ya que cada receta viene con un pequeño prólogo  lleno de anécdotas contadas con gracia.

Creo que no hay ninguna receta en todo el libro que no quiera hacer. Estas costillas ya las he hecho dos veces. Creía que no había ninguna carne braseada que superara mis carrilleras. Sin embargo, esta receta las iguala si no las supera. La he adaptado un poco, porque a mí me gusta triturar la salsa en la batidora para que las verduras, o en este caso la cebolla, espesen un poco la salsa y le den mas sabor.




















Si lo hacéis, no dejéis de hacer el puré de chirivía. El sabor de la salsa de la carne con el del puré de chirivía con rábano picante es de las mejores combinaciones de sabores que he probado.

Costillas de ternera braseadas con cerveza y vinagre balsámico
Para 3-4 personas, adaptado de The smitten kitchen cookbook

2 kg ( 5 lb, unas 8-10) costillas cortas de ternera con hueso, separadas y sin exceso de grasa

1 cebolla roja grande, picada
4 dientes de ajo, aplastados y pelados
2 cucharadas de pasta de tomate concentrada
120 ml (1/2 taza) de vinagre balsámico
3 cucharadas de salsa Perrins (Worcestershire)
2 botellas (660 ml) de cerveza negra y oscura
475 ml ( o más) de caldo de carne
Aceite de oliva, sal y pimienta molida

Precalentar el horno a 160° C (325°F).

Salpimentar las costillas por todos los lados. Cubrir con aceite el fondo de una cazuela grande que se pueda meter al horno, o una cocotte, y calentar a fuego fuerte. Añadir las costillas, en tandas, y dorar por todos los lados, unos 10 minutos por tanda. Sacar y reservar en un plato. 

Tirar todo el aceite de la cazuela menos una cucharada. Añadir la cebolla y rehogar unos 10 minutos, hasta que este blanda y empiece a dorarse, a fuego medio. Añadir los ajos y rehogar unos 3 minutos. Añadir la pasta de tomate y remover bien, durante unos 2 minutos. Añadir el vinagre, la salsa Perrins y la cerveza y rascar bien el fondo para despegar los restos pegados de carne. Añadir las costillas, en una capa con la parte carnosa hacia abajo, o verticales si no caben en una capa. Añadir caldo hasta cubrir las costillas por completo. Subir el fuego y llevar a ebullición.

Apagar el fuego, tapar y meter al horno. Brasear entre dos horas y media y tres horas, o hasta que la carne esté muy tierna y se separe del hueso. 

Llegados a este punto, podéis dejarlo enfriar y meterlo en la nevera toda la noche, o seguir con la receta directamente. Si decidís refrigerarlo (estará mejor al día siguiente), sacar de la nevera al día siguiente y quitar la mayor parte de la grasa que habrá solidificado en la superficie. Poner a calentar a fuego medio-bajo hasta que este bien caliente.

Sacar las costillas y reservar. Triturar la salsa con una batidora para que la cebolla no se note y espese la salsa. Llevar la salsa a ebullición y cocer durante unos 15 minutos o hasta que reduzca un tercio. Poner las costillas en una fuente de servir o en platos y verter la salsa por encima. Servir con puré de chirivías. 

Puré de chirivías

1 kg (2 lb) de chirivías, peladas y cortadas en trozos medianos
4 cucharadas (55 g) de mantequilla
80 ml (1/3 de taza) de nata liquida
1 cucharada de salsa de rábano picante (la venden en Ikea, se llama horseradish), o rábano picante rallado
1/2 cucharadita de sal
Pimienta negra molida

Poner las chirivías en una cazuela y cubrir con agua fría. Llevar a ebullición y hervir durante 20-30 minutos, hasta que estén blandas. Escurrir. 

En una batidora, triturar las chirivías con la mantequilla, la nata, el rábano picante, la sal y la pimienta.


6.1.13

Un buen proposito




¡Feliz Año Nuevo!

Espero que hayáis pasado unas Navidades estupendas rodeados de familia y amigos.

Yo decidí empezar el año con un desayuno a las 2 de la tarde, e hice de estas tortitas mi primera comida del 2013. Son tortitas de calabaza con chocolate que copié de aquí. Las hice en una sartén de hierro fundido que tengo desde hace tiempo y que nunca me había atrevido a usar. Resulta que al final no era tan difícil, todo lo que hay que hacer es lavarla con agua y untarla con un poco de aceite después de usarla. A partir de ahora la usare más, porque las tortitas me salieron estupendas.


Normalmente no suelo tener propósitos de año nuevo, ya que creo que cualquier día es un buen día para empezar un proyecto nuevo o intentar conseguir algo. Bueno, normalmente pienso que cualquier día es un buen día para decidir que el siguiente lunes empiezo algo. Pero este año tengo un propósito:

Cocinar mas y escribir mas sobre ello en el blog.

Como este ano he sido muy buena, Santa Claus me ha traído cuatro libros de cocina llenos de recetas que estoy deseando hacer y compartir con vosotros.

Además de cocinar y bloguear, este año se presenta lleno de cosas nuevas y emocionantes. Probablemente nos mudaremos a otra ciudad, y empezaré un trabajo nuevo. ¡Pero lo mas emocionante de todo es que este año Scott y yo nos casamos!

























Os deseo a todos un 2013 lleno de aventuras, cosas buenas y muchas tortitas. Yo, sin embargo, no creo que coma muchas mas tortitas (por aquello de la presión de meterme en el vestido de novia).


Tortitas de calabaza y pepitas de chocolate
Adaptado de A Cozy Kitchen, salen 10 tortitas.

125 g (1 taza) de harina
1 1/2 cucharada de azúcar moreno
1 cucharadita de polvos de hornear (levadura royal)
1 cucharadita de bicarbonato sódico
1/4 cucharadita de sal
1 cucharadita de canela
1/4 cucharadita de nuez moscada rallada
1/8 cucharadita de clavos de olor rallados
1/8  cucharadita de jengibre en polvo
120 ml (1/2 taza) de nata
120 ml (1/2 taza) de leche
1 huevo
(60 ml) 1/4 taza de puré de calabaza
1/2 cucharada de mantequilla derretida templada
120 ml (1/2 taza) de pepitas de chocolate

En un bol mediano mezclar la harina, el azúcar, los polvos de hornear, el bicarbonato, la sal y las especias.

En otro bol, mezclar la leche, la nata y el huevo. Añadir la calabaza y mezclar bien. Añadir la mantequilla y mezclar.

Añadir la mezcla liquida a la seca poco a poco y batir.

Calentar una sartén antiadherente ( o de hierro fundido) a fuego medio y derretir una cucharadita de mantequilla en ella. Poner 1/4 de taza de masa en la sartén. Poner unas 10-15 pepitas de chocolate en la tortita. Cuando se formen burbujas en la parte de arriba de la tortita, darle la vuelta. Hacer durante 1 minutos más, más o menos, o hasta que se dore. Repetir con el resto de la masa. 


7.12.12

Jugando a los médicos



La semana pasada jugué a los médicos con un pavo (jajaja qué bien suena). Fue sin duda una de las mejores experiencias en la cocina que he tenido nunca. Le saqué los órganos, le puse inyecciones, lo cosí, lo rellene..Me sentí como el mismísimo Mcdreamy.

Mejor empiezo desde el principio de los acontecimientos. La semana pasada fue la semana siguiente a Acción de Gracias, y el lunes, recién llegados de Colorado, Scott y yo fuimos al supermercado. No tenían casi de nada porque, como nosotros, mucha gente había ido al super a hacer la compra después de las vacaciones. Sin embargo, todavía tenían pavos, y como ya había pasado Accion de Gracias, estaban de oferta. Comprar un pavo no fue idea mía, ya que habíamos comido mucho pavo tres días antes. Sin embargo, (casi) nunca le digo que no a Scott (una vez le dije que y me regalo un diamante, así que ahora siempre le digo que sí, por si acaso).

Durante tres días el pavo estuvo descongelándose en la nevera y mientras yo estuve pensando en la mejor forma de hacerlo. Entonces pensé que el mejor pavo que he comido en mi vida con diferencia es el que hacen en casa de mis abuelos en Navidad. Además, como este año no voy a casa y no voy a comer ese pavo en Navidad por primera vez en toda mi vida, decidí que tenia que hacerlo.

La tía Carmen, tía de mi madre, solía ser la encargada de hacer el pavo cada año. Después paso a ser mi abuela Ana con ayuda de mi tía Isabel. Ahora lo hace casi todo Isabel, aunque mi abuela la supervisa para que salga perfecto.

Isabel me dio la receta. Me la mandó con notas de voz por Whatsapp mientras hacia la compra. ¡Viva la tecnología! ¡Y las tías! (¡Gracias Isa!).



Me puse manos a la obra, y empecé por vaciar el pavo. A continuación le puse unas cuantas inyecciones de brandy por todo el cuerpo, lo cual moló bastante. Una vez inyectado cual yonki de Las Barranquillas, preparé el relleno, que consiste en una mezcla de carne picada, bacon, salchichas, setas, manzana y ciruelas pasas.



A continuación rellené el pavo, lo cual fue más complicado de lo que parecía. Una vez relleno, tenía que coser la piel para cerrar las aperturas en el cuello y el culo. ¡Aquí llego la CRISIS! No tenía una aguja lo suficientemente gorda como para enhebrar el hilo de cocina (a decir verdad, no tenía agujas de ningún tipo, ni ningún otro tipo de hilo). Le pregunté a Isabel si podía no coserlo -soy una cirujana malísima- pero me dijo que si no lo cosía se me saldría el relleno (como ocurriría con un paciente si no lo cierras después de una operación). Más CRISIS. ¡Ni siquiera tenia una grapadora!

Sin embargo, no iba a darme por vencida ahora que había llegado tan lejos, y además, coserlo iba a ser la parte mas guay de jugar a ser cirujano, así que usé mis dotes de ingeniera y encontré una solución. Até el hilo a un palillo y lo envolví con celo para que no se saliera. No es broma.


Fue una tarea difícil, pero la más guay de todas. Debí de usar por lo menos diez palillos ya que se salían o se rompían todo el rato. ¡Y al final lo conseguí coser! ¡Y me quedo bien! Una vez cosido, el resto fue fácil. Unté el pavo con sal y aceite y lo asé en el horno por un tiempo que pareció infinito.



 Me quedó perfecto, el relleno sabroso, la carne del pavo tierna y nada seca. Hicimos salsa de arándanos y coles de Bruselas también e acompañamiento. ¡El pavo sabía igualito que el de casa de la abuela! ¡Un orgullo!























Pavo de Navidad relleno de mi familia

Para el relleno
1 paquete de 500g (1 lb) de bacon, picado
1 paquete de setas deshidratadas, rehidratadas en brandy, O 1 cucharada de trufa rallada de bote
250g (1/2 lb) de carne picada de cerdo
250g (1/2 lb) de carne picada de ternera
250g (1/2 lb) de salchichas blancas, picadas (quitar la piel)
1 vasito de vino blanco o cognac
250g (1/2 lb) de ciruelas pasas
1 manzana reineta (aunque yo use otro tipo), pelada y cortada en dados de 1 cm

Para el pavo
1 pavo fresco o descongelado, limpio (el mio pesaba unos 4-5 kilos)
200 ml (1 vaso) de brandy o cognac
Aceite de oliva o manteca de cerdo
750ml (3 tazas) de caldo de pollo o pavo, casero o de brick

Hacer el relleno
Poner el bacon y las setas en una sartén a fuego medio. Cuando esté medio hecho añadir las salchichas y a continuación la carne picada. Salpimentar. Añadir un vasito de vino dulce o cognac. Cuando esté hecho (unos 10 minutos), apartar del fuego y añadir las ciruelas pasas y la manzana. Mezclar bien y dejar enfriar.

Hacer el pavo
Lavar bien el pavo con agua por dentro y por fuera y secarlo. Ponerle sal y aceite dentro de la cavidad, untando bien por todos los lados.

Con una jeringuilla, inyectar el brandy en la carne, tanto en la pechuga como en las patas, repartiendo bien por todo el pavo.

Rellenar la cavidad con el relleno, que quede bien apretado (a mi no me cupo todo, pero depende del tamaño del pavo).

Con hilo de cocina y una aguja gorda coser la piel para cerrar las dos entradas a la cavidad (cuello y culo).

Atarlo de forma que las patas queden recogidas y las alas pegadas al cuerpo del pavo, para que se ase uniformemente. Untar bien todo el pavo con sal y aceite (o manteca de cerdo).

Precalentar el horno a 180°C (375°F).

Poner el pavo en una fuente de horno. Cubrir la pechuga con papel de aluminio. Asar 30 minutos. Quitar el papel  y echar caldo por encima, untándolo con un pincel o una hoja de lechuga por todos los lados. Asar 2 horas más (o hasta un total de media hora por cada kilo de pavo), añadiendo un poco de caldo cada 20 minutos. El pavo estará hecho cuando al pinchar un cuchillo entre el muslo y el contramuslo, el jugo salga transparente. También se puede pinchar un termómetro en la parte mas gruesa del contramuslo: estará hecho cuando la temperatura sea de unos 70°C (165° F).

Sacar el jugo a una salsera. Dejar reposar el pavo unos 20-30 minutos antes de trincharlo, cubierto de papel de aluminio.

2.12.12

La comida rápida más sana



Ya lo sé ya lo sé ya lo sé, no he escrito mucho últimamente. La verdad es que estoy ocupadísima con el trabajo, la casa, los niños y el voluntariado los fines de semana. Vale, mentira todo, pero es verdad que no he tenido tiempo. He estado muy ocupada y tengo que planear una boda.

La semana pasada fue Acción de Gracias, lo que significa que engordé los 2 kilos que había tardado 2 meses en adelgazar. Ahora, todo lo que como es bajo en grasas, bajo en hidratos de carbono, bajo en calorías.. Estoy en cierto modo obsesionada con la comida sana y hasta me he hecho un tablero nuevo en Pinterest titulado healthy weeknight dinners. Sin embargo, estar en modo sano no significa renunciar al sabor y al placer de comer. Y ya se que suena como uno de esos anuncios de dietas milagrosas, pero la verdad es que es posible disfrutar de la comida que no es engordadora.


De todas formas, no os preocupéis porque no creo que deje por completo de hacer cupcakes, o helado, pero este año me he propuesto cocinar más sano de lo normal, y tener que ponerme un vestido de novia es una excusa buenísima para cumplir lo que me propongo.

Cuando estuve en Madrid hace 3 semanas, mi madre hizo salmón en papillote. Papillote es una palabra francesa que queda mucho más bonito que decir envuelto en papel vegetal. Esta técnica consiste en envolver la comida en papel vegetal y hacerla en el horno, de forma que se hace con el propio vapor que suelta, o que fomentamos añadiendo algún líquido, como vino, agua o caldo. Es facilísimo, super limpio y super sabroso, además de sanísimo.

El otro día, buscando por mis revistas de cocina en mi obsesión por platos sanos, encontré esta receta, y me acordé de lo que había hecho mi madre. Tardé 20 minutos en hacerlo, de los cuales 5 fueron haciendo fotos.



Empecé con un trozo de salmón, corte medio calabacín, unos tomates cherry, media chalota y un poco de albahaca.


 Lo puse todo sobre papel vegetal y lo regué con aceite, sal, pimienta y un poco de vino blanco.


No tenía ni idea de como cerrar el paquete, pero este vídeo me ayudó. Confieso que tuve que cambiarlo a un papel nuevo porque el primero no lo había cortado en forma de corazón.


Después de 12 minutos a 200° C, tachaaan!

Salmón en papillote
De Bon Appétit, Octubre 2012, para 1 persona.


1 filete de salmón
4 tomates cherry, cortados por la mitad
1/2 calabacín pequeño, cortado en rodajas finas
3 hojas de albahaca en juliana
1/2 chalota, cortada en rodajas finas
2 cucharadas de aceita de oliva
1cucharada de vino blanco

Precalentar el horno a 200°C (400° F)

Cortar un cuadrado de papel vegetal como explica este vídeo y  ponerlo sobre la superficie de trabajo. Colocar en capas sobre el papel el calabacín, la chalota, los tomates, y la albahaca. Salpimentar y aliñar con 1 cucharada de aceite y el vino. Poner el salmón encima, salpimentarlo y añadir la otra cucharada de aceite.

Doblar el papel y cerrar el paquete doblando los bordes para sellarlo. Meter al horno durante 10-15 minutos. Abrir el paquete con cuidado y disfrutar de la más sana de las comidas rápidas.

12.10.12

Calabaza y política





La calabaza es al otoño lo que la política es a Washington. Por eso hace unos días hice cupcakes de calabaza y los lleve a una quedada para ver el debate presidencial. Porque ya es otoño, porque ésto es Washington.

Mis amigos y mi familia en España pensarán que es raro que me junte con amigos para ver el debate en la tele. Probablemente muchos americanos también pesarían que es raro, o un rollo, o incluso lamentable. Sin embargo, hay que entender esta ciudad. Aquí todo gira alrededor de la política y mucha gente se dedica de forma directa o indirecta a temas relacionados con el gobierno. Casi todos mis amigos trabajan para lobbis, senadores, abogados o son ingenieros que trabajan para empresas contratadas por el gobierno. Aquí he tenido que acostumbrarme a que la política sea un tema de conversación muy frecuente con amigos. Supongo que en España hablamos menos porque es imposible hablar de política y pasarlo bien al mismo tiempo.

A mi me gusta más la comida que la política,  así que tenía que llevar algo de comer a esta quedada de debate. Hice los cupcakes de calabaza con la receta de Martha Stewart. Los había probado el año pasado en una fiesta de Halloween, y después de comerme unos cuatro, acabé suplicándole a la anfitriona que me diera la receta.







Para el frosting usé la receta de Patent and the Pantry, la cual se ha convertido en mi receta de cabecera para frosting de queso crema. Está tan bueno que cuando terminé de decorar los cupcakes no pude evitar llevarme la manga pastelera directamente a la boca. Sé que suena asqueroso, pero sabía a gloria.







Cupcakes de calabaza con frosting de queso crema
Adaptado de Martha Stewart, salen 12

Para la masa:
128 g (1 taza, 4.5 oz) de harina
1/2 cucharadita de polvos de hornear (levadura royal)
1/2 cucharadita de bicarbonato sódico 
1/2 cucharadita de sal gorda
1/2 cucharadita  de canela molida
1/2 cucharadita de jengibre molido
1/4 cucharadita nuez moscada molida
100 g (1/2 taza) de azúcar moreno
110 g (1/2 taza) azúcar blanco
110 g (1/2 taza)  de mantequilla, derretida y enfriada
2 huevos, ligeramente batidos
210 g (1/2 lata, 7.5 oz) de puré de calabaza

Para el frosting:
220 g (8 oz) de queso crema (Philadelphia) a temperatura ambiente
110 g (1/2 taza)  de mantequilla a temperatura ambiente
385 g (3 tazas) de azúcar glass, tamizada
1 cucharadita de extracto de vainilla

Hacer la masa y hornear:

Precalentar el horno a 180°C (350°F)

En un bol mezclar la harina, los polvos de hornear, el bicarbonato, la sal, la canela, el jengibre y la nuez moscada. En otro bol mezclar el azúcar con la mantequilla y batir bien hasta que quede una mezcla ligera. Añadir los huevos uno a uno y mezclar bien hasta que la mezcla sea homogénea  Incorporar la mezcla de harina gradualmente hasta que quede bien mezclado. Añadir la calabaza y mezclar. 

Colocar papeles de magdalena en una muffinera. y llenarlos hasta la mitad con la masa. Hornear hasta que un palillo insertado en el centro de los cupcakes salga limpio, unos 20-25 minutos. Dejar enfriar sobre una rejilla completamente antes de decorar con el frosting. 

Hacer el frosting y decorar:

Mientras se enfrían los cupcakes, batir la mantequilla con el queso crema hasta que la mezcla quede ligera y aireada. Añadir la vainilla y el azúcar y mezclar bien. 

Poner el frosting en una manga pastelera con punta de estrella y  cubrir los cupcakes, formando una espiral empezando por los bordes y acabando en el centro.



9.10.12

El pato de choca los cinco



Cuando se trata de comida, algunas personas son muy fáciles de satisfacer. Se comen todo lo que les des y nunca protestan. Les gusta todo, o casi todo. Algunos ejemplos de ese tipo de personas son mi madre, mi hermana o yo misma. Scott no es uno de nosotros. Es mucho más exigente, le gusta comer, pero no cualquier cosa. Es mas difícil de complacer, mucho más sofisticado. Por eso mismo, si cocino algo y lo tomamos para cenar, lo prueba y me dice: "Oh my..this is just perfect!", y me pone la mano para que le choque los cinco, entonces, amigos, significa que es algo que realmente esta buenísimo.

Eso fue exactamente lo que paso cuando probo este confit de pato. Y cuando eso ocurre, yo sonrío, me guardo la receta bien guardada, y la comparto en spoonglish con vosotros.


El confit de pato es una receta francesa de patas de pato cocinadas a baja temperatura en la propia grasa del pato durante varias horas. Una vez cocinado, puede conservarse en la propia grasa por mucho tiempo, osea que se una especie de conserva. Yo había comido confit en casa muchas veces, pero siempre de lata. Sin embargo, dada mi obsesión ha hacer cosas que normalmente se compran hechas (véase helado, baguette, pan de hamburguesas), sentí la necesidad de hacer este plato, que es de mis favoritos de la cocina francesa, y lo hice.





Confit de Pato
Salen 6, adaptado de Bon Appetit

Esta receta tiene 2 partes. En la primera parte, os explico como hacer el confit. Es muy fácil pero lleva su tiempo. En la segunda parte, os muestro un ejemplo de que hacer con el confit cuando este listo para comerlo. Me gusta esta receta porque la piel queda crujiente y esta buenísimo servido con salsas dulces, como la de vino que os pongo aquí (la receta me la dio mi madre). Sin embargo, las opciones son infinitas, podéis poner el confit en ensaladas, con pasta, con cuscus o cualquier cosa que se os ocurra. 

6 patas de pato (muslo y contra-muslo)
3 cucharadas de sal gorda
1/2 cucharada de tomillo seco
2 cucharaditas de pimienta blanca molida
1 hoja de laurel, machacada
6 dientes de ajo, pelados
800g (28oz) de grasa de pato
120 ml (1/2 taza) de agua

Mezclar la sal con el tomillo, la pimienta y el laurel en un bol. Secar las patas de pato con un papel de cocina y untar la mezclar de sal en todas las patas por los dos lados. Ponerlas en una bolsa de plástico con los ajos y refrigerar entre 8 y 12 horas. 

Precalentar el horno a 160°C ( 325°F).

Poner la grasa de pato y 1/2 taza de agua en un cazo a fuego medio. Llevar a ebullición y dejar cocer a fuego bajo hasta que la ebullición sea mas lenta y el agua se haya evaporado, unos 20 minutos.

Enjuagar las patas bajo el grifo para quitar la sal y las especias y secar bien. Colocar las patas en una fuente de horno en una sola capa. Verter la grasa sobre las patas de forma que queden casi totalmente cubiertas. Cubrir la fuente con papel de aluminio. Hacer en el horno durante 3 1/2 horas, hasta que la carne esté tierna y se separe del hueso. Dejar enfriar ligeramente y a continuación refrigerar durante al menos 4 horas. 

El confit puede mantenerse en el frigorífico hasta 1 mes, siempre cubierto completamente con la grasa de pato. La grasa puede reutilizarse para otras recetas, como las patatas al horno con grasa de pato.


Confit de pato con salsa de vino tinto y patatas al horno en grasa de pato
Para 2 personas con hambre o 4 con menos hambre

Para las patatas
3 patatas medianas, cortadas en rodajas finas
1 cebolla pequeña, cortada en rodajas finas
2 cucharadas de grasa de pato derretida
3 cucharadas de aceite de oliva
sal y pimienta

Para la salsa
250ml (1 taza) de vino tinto
50g (1/4 taza) de azúcar
2 cucharadas de miel
1 clavo de olor
2 cucharadas de vinagre de Módena
1 cacito de caldo de carne concentrado (como esto)

Para el pato 
4 patas de confit de pato
2 cucharadas de aceite

Hacer las patatas
Precalentar el horno a 210°C (425°F).
Poner el aceite y la grasa derretida en un bol grande. Añadir las patatas y la cebolla y mezclar todo bien. Añadir sal y pimienta. En una fuente de horno, poner capas de patata y cebolla. Hornear durante 45 minutos.

Hacer la salsa

En un cazo mediano calentar el vino con el azúcar, la miel, el vinagre y el clavo de olor. Añadir el concentrado de carne y llevar a ebullición. Dejar cocer a fuego lento, removiendo de vez en cuando, durante 45 minutos, hasta que la salsa espese ligeramente.

Freir el pato
Precalentar el horno a 200°C (400°F).
Sacar las patas de la grasa y limpiarlas de la grasa que tengan pegada. Calentar aceite en una sartén a fuego medio-alto. Añadir 2 patas, con el lado de la piel hacia abajo, y cocinar durante 1 minuto. Transferir los confits a una bandeja de horno, con la piel hacia abajo. Repetir con los otros confits. Meter la bandeja en el horno y hacer durante 15 minutos.

Servir los confits con la piel hacia arriba acompañados de la salsa y las patatas. Disfrutar y esperar que os choquen los cinco!

7.9.12

Hasta luego, verano




El día del trabajo (aquí en EEUU es el primer lunes de septiembre) esta considerado como el último fin de semana del verano, y para despedirnos, fuimos a la playa. No sé si alguna vez os he dicho cuánto me gusta la playa. Nunca me canso de estar tirada en la arena escuchando las olas y con el sol en la cara. Fuimos a los Outer Banks, en Carolina del Norte, donde están mis playas favoritas de EEUU. El tiempo estuvo cambiante, como si fuera una lucha entre el verano y el otoño. La playa estaba casi vacía y el agua estaba templada, como es normal después de tantos meses de calor.






Ha sido un verano estupendo. Empezó con el viaje a Chincoteague. Luego fuimos a Italia. Después la visita de Almu con viaje a Nueva York incluido. Luego un mes en España con visitas a París, Lisboa y Tarifa. De vuelta a EEUU me visitó mi hermana a hicimos otra visita a Nueva York. Y finalmente, la playa de nuevo. Ahora que lo pienso, ¡ha sido un verano increíble!


Pero el verano se termina, y llega el momento de guardar las chanclas y los vestidos de verano (pronto vendrán los odiados calcetines), y decir hasta luego, verano. Así que aquí esta la (que podría ser) última receta veraniega de este año: ensalada de melón con jamón. La receta la aprendí de mi madre, que a su vez la aprendió de mi tía Papusa una vez que la fuimos a visitar hacer un millón de años. La única cosa que he cambiado es el tipo de melón, ya que aquí no encuentro melones españoles, pero sí unos cantaloupes  riquísimos. Se puede hacer con cualquier tipo de melón siempre que este dulce y maduro.

Es una versión mejorada del típico melón con jamón. Es super refrescante, y la combinación de sabores es inmejorable. No se que más deciros sobre una ensalada, pero de verdad quiero que la probéis. Hacedla ahora, que los melones están en temporada. Hacedla con un buen jamón ibérico si podéis. No os olvidéis de los piñones porque le añaden un punto crujiente muy importante. Nunca, nunca os saltéis la menta ya que es un ingrediente esencial que envuelve los sabores y le da un toque muy refrescante.





Ensalada de melón con jamón
Para 4 personas

1 melón cantaloupe, cortado en trozos de 2 cm (o en bolas)
85 g (3 oz) de jamón ibérico cortado en finas lonchas y picado en trozos grandes
2 cucharadas de piñones tostados
10 hojas de menta, picadas
1 cucharada de vinagre
1 cucharada de zumo de limón
4  cucharadas de aceite de oliva

Poner el melón, el jamón y los piñones en un cuenco. Añadir sal al gusto y la menta. En un bol pequeño hacer una vinagreta con el limón, vinagre y aceite. Aliñar la ensalada con la vinagreta (no hace falta usarla toda, poner la que se quiera) y mezclar bien. Refrigerar hasta que se vaya a comer. 

22.8.12

Cena para una



Llevo sola en casa un par de días. No se me da muy bien estar sola. No es que no me guste a mí misma, pero cuando tengo que entretenerme, no tengo suficiente conmigo. -No soy yo, soy yo, necesito más. Lo entiendo, ¿verdad?- Sí. -Vale. (¿Veis? Me vuelvo loca yo sola). Por suerte, hoy viene mi hermana a sacarme de esta soledad, ¡bien!

Una de las cosas que se me da mal hacer sola es comer. Se me olvida comer a mediodía y luego me entra un hambre terrible por la tarde y no paro de picar para engañar a mi estomago hasta la hora de la cena. Ayer fue uno de esos días. Me volví loca limpiando y haciendo la colada y se me olvidó comer. Cuando terminé las tareas decidí que iba a hacerme la cena y comer como una persona normal, o bueno, dos personas normales, porque tenía muchísima hambre. Encontré esta receta y decidí hacerla por 3 motivos: 1) Tenía una pintaza increíble; 2) Tenía pollo en el congelador y un montón de perejil en un vaso de agua; 3) Quería estrenar mi picadora nueva y odio odio picar perejil a cuchillo.





El truco de guardar el perejil en un vaso de agua es algo que he aprendido de mi madre y de mi abuela. Es una idea genial, el perejil te dura dos semanas fresco. Otra idea que aprendí de mi abuela hace poco es congelar el perejil en un tupper una vez picado. Se mantiene fresco y dura infinito. La picadora funcionó fenomenal para picar el perejil, proceso que duró exactamente 5 segundos. WUAAAA. Adiós a picar el perejil a cuchillo.


La receta no me decepcionó. Por el contrario, estaba buenísimo. Hice un poco de trampa porque ponía que había que cocinarlo durante una hora y cuarto, y yo sólo lo hice 45 minutos. Scott siempre me acusa de acortar los tiempos de cocción de las recetas, pero es que en este caso tenía tanta hambre que no podía esperar más.

Al final me comí mi cena acompañada de estas bonitas rosas. No me gusta comer sola.






Pollo braseado con alcaparras y perejil
Adaptado de Bon Appétite, para 1 persona

1 cebolla pequeña, picada
2-3 muslos de pollo, o contramuslos, o combinación de ambos
4 cucharadas (1/4 taza) de perejil fresco picado
2  cucharadas de alcaparras, aclaradas en agua
350 ml (1 1/2 tazas) de caldo de pollo
60 ml (1/4 taza) de vinagre de vino blanco
Aceite de oliva, sal y pimienta negra molida

Calentar 2 cucharadas de aceite de oliva en una sartén honda. Añadir la cebolla y hacer 5 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que se ablande. Trasferir a un bol y reservar.

Añadir más aceite a la  sartén  y subir el fuego a medio-fuerte. Salar el pollo. Añadir el pollo a la sartén  y cocinar por los dos lados, unos 10 minutos, hasta que esté dorado. Trasferir a un plato y reservar. 

Añadir la cebolla reservada, el perejil y las alcaparras a la sartén y rehogar 1 minuto. Añadir el caldo de pollo, el vinagre y el pollo con los jugos que haya soltado. Bajar el fuego, tapar y dejar cocer una hora y cuarto a fuego lento. ( O 45 minutos si no podéis esperar). Sacar el pollo a un plato. Sazonar la salsa con sal y pimienta y servirla sobre el pollo. Comer, solo, o acompañado. 

Nota: Para 2 personas, simplemente poner más pollo. Para 4 personas, poner el cuádruple de pollo y el doble de todo lo demás.