24.1.13

My American Idol


No suelo hablar mucho de otros blogs de cocina, pero la verdad es que leo muchísimos. Bueno, la verdad es que sigo muchísimos, pero leer leer, unos pocos. Entre los que leo, hay uno que siempre que veo que hay una entrada nueva, ya sea en Facebook o en Google Reader, paro de hacer lo que sea que esté haciendo y lo leo de principio a fin. Ese blog es smitten kitchen.

No soy la única a la que le gusta como escribe Deb y sus recetas. Su blog, que tiene mas de 6 años, tiene casi 112.000 fans en Facebook, y su libro, que salió en otoño, se mantiene entre los más vendidos aquí en EEUU.





Su tono medio irónico, con gracia, su perfeccionismo al cocinar, sus preciosas fotos y su bebé Jacob, son la combinación perfecta para hacer de su blog uno de los mas leídos a nivel mundial, y la envidia de cualquier bloguero. Su nuevo libro, que me regalaron en Navidad, no sólo esta repleto de recetas deliciosas y fotos increíbles, sino que también resulta una lectura divertida ya que cada receta viene con un pequeño prólogo  lleno de anécdotas contadas con gracia.

Creo que no hay ninguna receta en todo el libro que no quiera hacer. Estas costillas ya las he hecho dos veces. Creía que no había ninguna carne braseada que superara mis carrilleras. Sin embargo, esta receta las iguala si no las supera. La he adaptado un poco, porque a mí me gusta triturar la salsa en la batidora para que las verduras, o en este caso la cebolla, espesen un poco la salsa y le den mas sabor.




















Si lo hacéis, no dejéis de hacer el puré de chirivía. El sabor de la salsa de la carne con el del puré de chirivía con rábano picante es de las mejores combinaciones de sabores que he probado.

Costillas de ternera braseadas con cerveza y vinagre balsámico
Para 3-4 personas, adaptado de The smitten kitchen cookbook

2 kg ( 5 lb, unas 8-10) costillas cortas de ternera con hueso, separadas y sin exceso de grasa

1 cebolla roja grande, picada
4 dientes de ajo, aplastados y pelados
2 cucharadas de pasta de tomate concentrada
120 ml (1/2 taza) de vinagre balsámico
3 cucharadas de salsa Perrins (Worcestershire)
2 botellas (660 ml) de cerveza negra y oscura
475 ml ( o más) de caldo de carne
Aceite de oliva, sal y pimienta molida

Precalentar el horno a 160° C (325°F).

Salpimentar las costillas por todos los lados. Cubrir con aceite el fondo de una cazuela grande que se pueda meter al horno, o una cocotte, y calentar a fuego fuerte. Añadir las costillas, en tandas, y dorar por todos los lados, unos 10 minutos por tanda. Sacar y reservar en un plato. 

Tirar todo el aceite de la cazuela menos una cucharada. Añadir la cebolla y rehogar unos 10 minutos, hasta que este blanda y empiece a dorarse, a fuego medio. Añadir los ajos y rehogar unos 3 minutos. Añadir la pasta de tomate y remover bien, durante unos 2 minutos. Añadir el vinagre, la salsa Perrins y la cerveza y rascar bien el fondo para despegar los restos pegados de carne. Añadir las costillas, en una capa con la parte carnosa hacia abajo, o verticales si no caben en una capa. Añadir caldo hasta cubrir las costillas por completo. Subir el fuego y llevar a ebullición.

Apagar el fuego, tapar y meter al horno. Brasear entre dos horas y media y tres horas, o hasta que la carne esté muy tierna y se separe del hueso. 

Llegados a este punto, podéis dejarlo enfriar y meterlo en la nevera toda la noche, o seguir con la receta directamente. Si decidís refrigerarlo (estará mejor al día siguiente), sacar de la nevera al día siguiente y quitar la mayor parte de la grasa que habrá solidificado en la superficie. Poner a calentar a fuego medio-bajo hasta que este bien caliente.

Sacar las costillas y reservar. Triturar la salsa con una batidora para que la cebolla no se note y espese la salsa. Llevar la salsa a ebullición y cocer durante unos 15 minutos o hasta que reduzca un tercio. Poner las costillas en una fuente de servir o en platos y verter la salsa por encima. Servir con puré de chirivías. 

Puré de chirivías

1 kg (2 lb) de chirivías, peladas y cortadas en trozos medianos
4 cucharadas (55 g) de mantequilla
80 ml (1/3 de taza) de nata liquida
1 cucharada de salsa de rábano picante (la venden en Ikea, se llama horseradish), o rábano picante rallado
1/2 cucharadita de sal
Pimienta negra molida

Poner las chirivías en una cazuela y cubrir con agua fría. Llevar a ebullición y hervir durante 20-30 minutos, hasta que estén blandas. Escurrir. 

En una batidora, triturar las chirivías con la mantequilla, la nata, el rábano picante, la sal y la pimienta.


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