1.8.12

Americanizándome


Hace un año que me mudé a Estados Unidos. Era verano (obviamente), y Scott y yo teníamos peleas constantemente acerca del aire acondicionado. Él, como buen americano, quería tener el aire encendido todo el rato para que la temperatura no subiera de 18º C. Yo, como buena española, odiaba el aire y consideraba que era necesario sólo si pasábamos de 26º C. En España en verano tiene que hacer calor, y mucha gente piensa que el aire acondicionado es malo. Ahora, un año después, América ha ganado la batalla. Ya nunca peleamos por el aire y ya no puedo vivir sin él. Cuando mi amiga Almu nos visitó desde España, no paró de quejarse del frío en las tiendas, el metro, los restaurantes, ¡y nuestro piso! Me di cuenta de que ahora me encanta el aire acondicionado y que pasar de la calle a 40º C a una tienda que esté a 18º C es como ir del infierno al cielo.

Ahora estoy en España de vacaciones y no me acostumbro a no tener aire. El calor no me deja dormir por la noche y me tiene sudando to doel día. Estoy en un plan de nohacernada, y eso incluye cocinar y bloguear. Además, estando en casa de mi madre, ¿para qué voy a cocinar? Sin embargo, muchos me preguntáis que por qué no he escrito últimamente, así que he decidido terminar este post que empecé ya hace un tiempo, justo después de hacer esta tarta de melocotón por primera vez ( ya la he hecho 3 veces).


Llevaba queriendo hacer esta receta desde que la vi en invierno en la página de Amanda Hesser. Tenía que esperar a que llegara el verano para encontrar melocotones buenos y asequibles en el supermercado. Por fin, la semana pasada, hace unas 3 semanas, la espera terminó.

La primera vez utilicé melocotones de carne blanca, los de las fotos. La segunda vez usé melocotones amarillos normales. La tarta queda genial con los dos tipos, y seguro que también con albaricoques o nectarinas, siempre y cuando la fruta esté madura. La primera vez la base quedó muy fina, así que la segunda vez doblé la receta y usé más cantidad para conseguir una base más gordita.


Tarta de melocotones
Adaptada de Amanda Hesser, Food 52. Para 8 personas.

Para esta tarta usé un molde de base desmoldable de 27 cm (11 pulgadas).

380 g (3 tazas) mas 2 cucharadas de harina
1 1/4 cucharaditas de sal gorda
150 g (3/4 taza) mas una cucharadita de azúcar
120 ml (1/2 taza) de aceita vegetal o de girasol

120 ml (1/2 taza) de aceite de oliva suave
 4 cucharadas de leche entera
1 cucharadita de extracto de almendra (opcional)
2 cucharadas de mantequilla fría
4 melocotones maduros, cortados en gajos de 1 cm de ancho
1 puñado de almendras picadas

Precalentar el horno a 220ºC (425ºF).
En un bol mezclar 380 g de harina, 1 cucharadita de sal y 2 cucharaditas de azúcar. Mezclarlo ayuda a tamizar la harina sin necesidad de colarla primero.
En un bol pequeño, mezclar los aceites, la leche y el extracto de almendra. Verter la mezclar sobre la harina y mezclar suavemente con un tenedor, lo justo para que se mezcle pero sin trabajar la masa. Transferir la masa al molde y extenderla con las manos para que cubra todo el fondo y las paredes, repartiéndola bien. Descartar el exceso de maza.

En un bol, mezclar 150 g de azúcar, 2 cucharadas de harina, un pellizco de sal y dos cucharadas de mantequilla. (Si los melocotones son muy jugosos, añadir una cucharada más de harina). Pellizcar la mantequilla y mezclarla con el resto de ingredientes con los dedos, hasta que la mezcla sea una combinación de gránulos finos y pequeñas acumulaciones, como migajas.

Colocar los gajos de melocotón sobre la base, formando círculos concéntricos apretados, empezando desde el exterior. Repartir la mezcla de azúcar y mantequilla por encima (parecerá que es demasiado). Esparcir las almendras picadas. Hornear entre 35 y 45 minutos, hasta que que la base se haya dorado y el azúcar esté derretido y brillante. Enfriar sobre una rejilla. Servir templada acompañada de helado de vainilla.



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