14.3.12

Esas pequeñas belgas



Las coles de Bruselas nunca han sido mis amigas. Por suerte o por desgracia, en mi casa nunca se han comido y en el colegio tampoco las ponían. Me acuerdo que una vez, de pequeña, fui a comer a casa de mi vecina y las probé por primera y última vez. Desde entonces nunca más quise acercarme a una col de esas. Qué asco me daban sólo de pensar en ellas. 



Sin embargo, hace unos meses, estuve en unos de los restaurantes en Washington de José Andrés (ése que hacía un programa de cocina en la 1). El restaurante, llamado Zaytinya, sirve principalmente un popurrí de comida griega, turca y libanesa en platos pequeños, a los que llaman “tapas”.  Éramos cuatro, y después de elegir una tapa cada uno, le dijimos al camarero que nos trajera también su tapa favorita. Imaginaos mi cara cuando me pone delante un platito con COLES DE BRUSELAS. ¡Casi me levanto y me voy! Pero luego me dije, si es su tapa favorita, será por algo. Así que las probamos y, para sorpresa de todos, ¡estaban buenísimas!

Meses después, fuimos los mismos cuatro otro restaurante de José Andrés, Jaleo. Jaleo también es de tapas, pero éstas sí que son españolas. Ya por tradición, pedimos coles de Bruselas, esta vez en ensalada. Ay madre, tengo que conseguir la receta de esa ensalada.  Las hojas estaban sueltas, como si fuera una lechuga. No sé si estaban crudas o les habían dado un hervor, porque estaban tiernas y jugosas. El aliño era dulce y contrarrestaba a la perfección el amargor de las coles. Creo que la ensalada llevaba también uvas y jamón ibérico. Desde entonces me declaro amante de las coles de Bruselas, y prometo darle un segunda oportunidad a esos platos a los que les cogí manía de pequeña (tampoco son muchos, que yo como de todo).



La receta de hoy también es de bon appétit  (sólo por casualidad), aunque la he adaptado. En vez de beicon le he puesto prosciutto (pero si estás en España ponle jamón). También le he puesto más caldo del que ponía en la receta, porque me parecía que no estaban suficientemente tiernas, y las he cocinado más rato.

Estaban fantásticas. Nos las hemos comido como guarnición de un pollo asado. El pollo lo pongo otro día. Besos.

Coles de Bruselas con Jamón y Pasas


1/2 kg de coles de Bruselas
50 g de jamón serrano cortado en taquitos
1 chalota o 1/2 cebolla, picada
1 puñado de pasas
½ vaso (150 ml) de caldo de pollo
1 cucharada sopera de mantequilla
1 chorro de aceite de oliva

Freír el jamón en una sartén con un poco de aceite. Sacarlo de la sartén y reservarlo en un plato con papel de cocina. Pelar y cortar las coles de Bruselas por la mitad, a lo largo. Añadir a la sartén y salpimentar. Hacer a fuego medio unos 5 minutos, hasta que empiecen a dorarse y a estar blandas. Añadir la chalota (o cebolla) picada, las pasas y la mantequilla. Hacer a fuego medio-bajo otros 3-5 minutos hasta que se ablande la chalota. Añadir el caldo y subir el fuego hasta que hierva. Bajar el fuego y dejar cocer a fuego lento hasta que se evapore el caldo, unos 10 minutos. Añadir el jamón y servir.




2 comentarios:

  1. Anónimo19.3.12

    Una duda:¿las coles las pones en la sartén sin cocer? ¿Y sólo con rehogarlas 5 min y cocerlas con el caldo 10 min están hechas? (son dos dudas en realidad)
    Pati

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  2. Si! A mi se me hicieron, pero me imagino que dependerá de las coles. Siempre puedes dejar cocerlas más hasta que estén como más te gusten.

    BESOS!

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