27.3.12

Los cerezos en flor

Acabamos de volver a Washington después de una semana en España y Portugal. Cada vez que vuelvo a casa parece que el tiempo pasa mas deprisa. Todo el tiempo que hemos estado en Madrid lo hemos pasado viendo a mi familia y amigos, y sin embargo no ha sido suficiente para pasar todo el tiempo que hubiera querido con mi gente.

Sin embargo, aquí parece que hayan pasado muchísimas cosas desde que nos fuimos. Nos perdimos la fiesta de San Patricio y ver a Obama en un bar irlandés (como cuenta mi amiga Lumay en su blog Fork+Canvas ). Pero lo peor de todo, es que nos hemos perdido los Cerezos en Flor.

Washington DC tiene muchas cosas que ver: museos, monumentos, parques, restaurantes.. muchas cosas que al final nunca veo porque vivo aquí y puedo ir cuando quiera. Sin embargo, hay una cosa que no puedes ver siempre incluso si vives aquí, el Festival de los Cerezos en Flor. Miles de cerezos, regalados por Japón hace 100 años, florecen cada primavera en la capital y miles de turistas vienen a verlo. Debe de ser todo un espectáculo. Los cerezos suelen empezar a florecer en Abril y duran un par de semanas. Yo llevaba esperando este acontecimiento desde que me mudé aquí hace meses. Meses de espera  tirados a la basura porque este año los arbolitos han decidido florecer el 20 de Marzo (cuando estaba en España), y un par de días después va y llueve, y adiós a las flores. Gracias arbolitos. Gracias Calentamiento Global. Muchas gracias, de verdad.

Aun así, ayer me fui a Potomac Park, a ver si quedaba algo. La mayoría de los árboles estaban vacíos y el suelo estaba cubierto de pétalos. Hice esta foto. Las flores son de un árbol diferente, no de un cerezo. Había varios árboles de estos, llenos de flores, y gente que, como yo, les hacía fotos como premio de consolación por llegar tarde a los cerezos.





Bueno, ya vale de lloriquear. Os voy a contar la receta del pollo asado que hice antes de ir a Madrid, el que nos comimos con las coles de Bruselas


Siempre me han dado mucho asco los pollos enteros crudos. Me acuerdo de cuando mi madre los vaciaba y quemaba las plumas en el fuego de la cocina. El olor me resultaba muy desagradable. Por suerte, aquí en América el pollo viene vacío, limpio y sin plumas. ¡Bien! De verdad que no me apetecía tener que sacarle los intestinos a mi primer pollo asado. Buscando una receta me leí unas quince y decidí mezclarlas todas en mi cabeza y hacer mi propia creación.






















Pollo Asado

1 pollo
1 cebolla en cuartos
1 limón en cuartos
1/2 cucharadita de tomillo seco
1/2 cucharadita de salvia seca
3 cucharadas de mantequilla

Limpiar el pollo y salpimentarlo por encima y un poco por dentro. Esto se puede hacer hasta un día antes, dejando el pollo en una bolsa de zip en la nevera, y así coge mejor la sal. 

Precalentar el horno a 230°C/450°F. Partir el limón y la cebolla en cuartos y meterlos dentro del pollo. Untar el pollo por encima con mantequilla (para los puristas del aceite de oliva, también vale, pero podéis probar con la mantequilla y ya veréis que no os morís).  

Colocar la rejilla sobre la bandeja del horno y verter un vaso de agua en la bandeja. Meter el pollo sobre la rejilla y asar en la parte superior del horno durante 20 minutos. Bajar la temperatura a 180°C/350°F y dejar asar durante unos 40 minutos más (1 hora en total) o hasta que la temperatura en la parte gorda del contramuslo alcance 75°C/165°F. Dejar reposar unos 15 minutos antes de servir. Acompañar con la salsa que queda en la bandeja. 

A mi no me salió mucha salsa porque se evaporó. Sin embargo, todo el sabor se queda en lo poco que queda en la bandeja. Rasque bien y vertí la salsa en una sartén. Le añadí un poco de vino blanco y un poco de caldo de pollo y lo lleve a ebullición. Entonces, añadí una cucharada de mantequilla para espesar la salsa. Buenísima.





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