Queridos lectores (los diez), preparáos para el gran cambio, poneos nerviosos. Como diría mi amiga Yera, "no estáis nerviosos porque no sabéis cómo es". La verdad es que yo tampoco lo sé, pero estoy muy nerviosa. Ayer me compre una Canon Rebel T2i (en Europa Canon EOS 550D), ¡y me va a llegar a casa hoy!
Soy peor que principiante en cámaras reflex, nivel menos uno. Mi padre regalo el año pasado su Canon reflex que se compro en 1980, pero después de revelar un par de rollos con muy malos resultados, la metí en un cajón y me olvidé de ella. Aun así, siempre he sido muy aficionada a la fotografía. Además de usar cámaras digitales compactas y un poco de Photoshop para mejorar las fotos, también hago fotos con cámaras analógicas de plástico. Ahora estarás pensando que soy una moderna de esas que se compran una Lomo y se creen muy guays. Piensa lo que quieras. A lo que iba, que con reflex digitales voy a ser principiante, pero pienso aprender rápido. Tampoco puede ser tan difícil. Con lo que cuestan esos bichos, seguro que la cámara sabe hacer todo ella sola (eso espero). Así que a partir de ahora podéis esperar encontraos fotos mucho mejores y probablemente sin Photoshop.
Sin embargo, la receta de hoy la hice el martes y las fotos están hechas con la cámara de Scott y después photoshopeadas por mi (aquí es cuando decidí comprarme una reflex). Hice magret de pato. ¿Por qué? Pues porque el lunes, después de aterrizar en Washington, fuimos directamente al supermercado y vi unas pechugas de pato que me miraban y me decían: "Cómprame, cómprame!". Y las compre. Así de chula soy yo. Así que ahora tenia dos pechugas de pato y ninguna receta para cocinarlas. ¿Y quién me da recetas ricas siempre que las necesito? Pues Bon Appétit. Ya, ya lo se, siempre Bon Appétit. Lo siento. Prometo que esto también va a cambiar. Pero el caso es que encontré una receta, compré los ingredientes, cociné, hice unas fotos horribles, nos lo comimos todo, edité las fotos y me dije que necesitaba una cámara mejor, me compre una cámara mejor y ahora estoy escribiendo sobre ello.
Cambié la receta un poco. Hice más salsa porque tenía tan buena pinta que tuve que hacer más. La receta original lleva miel de azahar. Yo no soy de esa clase de personas que tienen miel de cada tipo de flor, pero sí soy de esa clase de personas que tienen mucha agua de azahar. Así que mezcle miel con agua de azahar e hice mi propia versión de miel de azahar. Si no tienes agua de azahar no te preocupes, usa cualquier miel (o incluso azúcar) y seguro que te sale bueno.
También soy de la clase personas a las que no les gusta comerse una pechuga de pato sin guarnición, por lo que tenia que pensar en algo que fuera bien con el pato. ¡Patatas! Tenia unas patatas nuevas pequeñitas, rojas y amarillas. Las corte por la mitad, las aliñé en un bol con aceite de oliva, sal, pimienta y unas hojas de menta seca y las asé en el horno durante 20 minutos. ¡Buenísimo! Pero como dos guarniciones son mejor que una, también hice una ensalada de lechuga aliñada con aceite de oliva y vinagre de Jerez (me he dado cuenta de que si una ensalada no lleva tomate, no hace falta ponerle sal).
Magret de Pato con Salsa de Cerezas y Oporto
Para dos personas. Adaptado de Bon Appétit.
2 pechugas de pato
2 cucharadas de mantequilla
1 chalota picadita
1 taza/ 140ml de caldo de pollo
20 cerezas partidas por la mitad, sin hueso (frescas o descongeladas)
4 cucharadas de Oporto
1 cucharada de miel
1 cucharadita de agua de azahar (Opcional. Mezclada con la miel)
Golpear las pechugas hasta que midan 1,5 cm de alto. Con un cuchillo, marcar la piel transversalmente en dos direcciones formando rombos, pero sin cortar la carne. Salpimentar.
En una sartén grande calentar una cucharada de mantequilla. Freír los magrets, con la piel hacia abajo, unos 5 minutos. Dar la vuelta, bajar el fuego y seguir friendo durante unos 5 minutos más o un poco más si te gusta más hecho. Sacarlos en un plato o fuente y cubrirlos con papel de aluminio.
Una vez reducida la salsa, cortar las pechugas en lonchas. Poner cada pechuga en un plato y verter la salsa por encima. Acompañar de patatas, ensalada o la guarnición que más te guste.
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