7.12.12

Jugando a los médicos



La semana pasada jugué a los médicos con un pavo (jajaja qué bien suena). Fue sin duda una de las mejores experiencias en la cocina que he tenido nunca. Le saqué los órganos, le puse inyecciones, lo cosí, lo rellene..Me sentí como el mismísimo Mcdreamy.

Mejor empiezo desde el principio de los acontecimientos. La semana pasada fue la semana siguiente a Acción de Gracias, y el lunes, recién llegados de Colorado, Scott y yo fuimos al supermercado. No tenían casi de nada porque, como nosotros, mucha gente había ido al super a hacer la compra después de las vacaciones. Sin embargo, todavía tenían pavos, y como ya había pasado Accion de Gracias, estaban de oferta. Comprar un pavo no fue idea mía, ya que habíamos comido mucho pavo tres días antes. Sin embargo, (casi) nunca le digo que no a Scott (una vez le dije que y me regalo un diamante, así que ahora siempre le digo que sí, por si acaso).

Durante tres días el pavo estuvo descongelándose en la nevera y mientras yo estuve pensando en la mejor forma de hacerlo. Entonces pensé que el mejor pavo que he comido en mi vida con diferencia es el que hacen en casa de mis abuelos en Navidad. Además, como este año no voy a casa y no voy a comer ese pavo en Navidad por primera vez en toda mi vida, decidí que tenia que hacerlo.

La tía Carmen, tía de mi madre, solía ser la encargada de hacer el pavo cada año. Después paso a ser mi abuela Ana con ayuda de mi tía Isabel. Ahora lo hace casi todo Isabel, aunque mi abuela la supervisa para que salga perfecto.

Isabel me dio la receta. Me la mandó con notas de voz por Whatsapp mientras hacia la compra. ¡Viva la tecnología! ¡Y las tías! (¡Gracias Isa!).



Me puse manos a la obra, y empecé por vaciar el pavo. A continuación le puse unas cuantas inyecciones de brandy por todo el cuerpo, lo cual moló bastante. Una vez inyectado cual yonki de Las Barranquillas, preparé el relleno, que consiste en una mezcla de carne picada, bacon, salchichas, setas, manzana y ciruelas pasas.



A continuación rellené el pavo, lo cual fue más complicado de lo que parecía. Una vez relleno, tenía que coser la piel para cerrar las aperturas en el cuello y el culo. ¡Aquí llego la CRISIS! No tenía una aguja lo suficientemente gorda como para enhebrar el hilo de cocina (a decir verdad, no tenía agujas de ningún tipo, ni ningún otro tipo de hilo). Le pregunté a Isabel si podía no coserlo -soy una cirujana malísima- pero me dijo que si no lo cosía se me saldría el relleno (como ocurriría con un paciente si no lo cierras después de una operación). Más CRISIS. ¡Ni siquiera tenia una grapadora!

Sin embargo, no iba a darme por vencida ahora que había llegado tan lejos, y además, coserlo iba a ser la parte mas guay de jugar a ser cirujano, así que usé mis dotes de ingeniera y encontré una solución. Até el hilo a un palillo y lo envolví con celo para que no se saliera. No es broma.


Fue una tarea difícil, pero la más guay de todas. Debí de usar por lo menos diez palillos ya que se salían o se rompían todo el rato. ¡Y al final lo conseguí coser! ¡Y me quedo bien! Una vez cosido, el resto fue fácil. Unté el pavo con sal y aceite y lo asé en el horno por un tiempo que pareció infinito.



 Me quedó perfecto, el relleno sabroso, la carne del pavo tierna y nada seca. Hicimos salsa de arándanos y coles de Bruselas también e acompañamiento. ¡El pavo sabía igualito que el de casa de la abuela! ¡Un orgullo!























Pavo de Navidad relleno de mi familia

Para el relleno
1 paquete de 500g (1 lb) de bacon, picado
1 paquete de setas deshidratadas, rehidratadas en brandy, O 1 cucharada de trufa rallada de bote
250g (1/2 lb) de carne picada de cerdo
250g (1/2 lb) de carne picada de ternera
250g (1/2 lb) de salchichas blancas, picadas (quitar la piel)
1 vasito de vino blanco o cognac
250g (1/2 lb) de ciruelas pasas
1 manzana reineta (aunque yo use otro tipo), pelada y cortada en dados de 1 cm

Para el pavo
1 pavo fresco o descongelado, limpio (el mio pesaba unos 4-5 kilos)
200 ml (1 vaso) de brandy o cognac
Aceite de oliva o manteca de cerdo
750ml (3 tazas) de caldo de pollo o pavo, casero o de brick

Hacer el relleno
Poner el bacon y las setas en una sartén a fuego medio. Cuando esté medio hecho añadir las salchichas y a continuación la carne picada. Salpimentar. Añadir un vasito de vino dulce o cognac. Cuando esté hecho (unos 10 minutos), apartar del fuego y añadir las ciruelas pasas y la manzana. Mezclar bien y dejar enfriar.

Hacer el pavo
Lavar bien el pavo con agua por dentro y por fuera y secarlo. Ponerle sal y aceite dentro de la cavidad, untando bien por todos los lados.

Con una jeringuilla, inyectar el brandy en la carne, tanto en la pechuga como en las patas, repartiendo bien por todo el pavo.

Rellenar la cavidad con el relleno, que quede bien apretado (a mi no me cupo todo, pero depende del tamaño del pavo).

Con hilo de cocina y una aguja gorda coser la piel para cerrar las dos entradas a la cavidad (cuello y culo).

Atarlo de forma que las patas queden recogidas y las alas pegadas al cuerpo del pavo, para que se ase uniformemente. Untar bien todo el pavo con sal y aceite (o manteca de cerdo).

Precalentar el horno a 180°C (375°F).

Poner el pavo en una fuente de horno. Cubrir la pechuga con papel de aluminio. Asar 30 minutos. Quitar el papel  y echar caldo por encima, untándolo con un pincel o una hoja de lechuga por todos los lados. Asar 2 horas más (o hasta un total de media hora por cada kilo de pavo), añadiendo un poco de caldo cada 20 minutos. El pavo estará hecho cuando al pinchar un cuchillo entre el muslo y el contramuslo, el jugo salga transparente. También se puede pinchar un termómetro en la parte mas gruesa del contramuslo: estará hecho cuando la temperatura sea de unos 70°C (165° F).

Sacar el jugo a una salsera. Dejar reposar el pavo unos 20-30 minutos antes de trincharlo, cubierto de papel de aluminio.

2.12.12

La comida rápida más sana



Ya lo sé ya lo sé ya lo sé, no he escrito mucho últimamente. La verdad es que estoy ocupadísima con el trabajo, la casa, los niños y el voluntariado los fines de semana. Vale, mentira todo, pero es verdad que no he tenido tiempo. He estado muy ocupada y tengo que planear una boda.

La semana pasada fue Acción de Gracias, lo que significa que engordé los 2 kilos que había tardado 2 meses en adelgazar. Ahora, todo lo que como es bajo en grasas, bajo en hidratos de carbono, bajo en calorías.. Estoy en cierto modo obsesionada con la comida sana y hasta me he hecho un tablero nuevo en Pinterest titulado healthy weeknight dinners. Sin embargo, estar en modo sano no significa renunciar al sabor y al placer de comer. Y ya se que suena como uno de esos anuncios de dietas milagrosas, pero la verdad es que es posible disfrutar de la comida que no es engordadora.


De todas formas, no os preocupéis porque no creo que deje por completo de hacer cupcakes, o helado, pero este año me he propuesto cocinar más sano de lo normal, y tener que ponerme un vestido de novia es una excusa buenísima para cumplir lo que me propongo.

Cuando estuve en Madrid hace 3 semanas, mi madre hizo salmón en papillote. Papillote es una palabra francesa que queda mucho más bonito que decir envuelto en papel vegetal. Esta técnica consiste en envolver la comida en papel vegetal y hacerla en el horno, de forma que se hace con el propio vapor que suelta, o que fomentamos añadiendo algún líquido, como vino, agua o caldo. Es facilísimo, super limpio y super sabroso, además de sanísimo.

El otro día, buscando por mis revistas de cocina en mi obsesión por platos sanos, encontré esta receta, y me acordé de lo que había hecho mi madre. Tardé 20 minutos en hacerlo, de los cuales 5 fueron haciendo fotos.



Empecé con un trozo de salmón, corte medio calabacín, unos tomates cherry, media chalota y un poco de albahaca.


 Lo puse todo sobre papel vegetal y lo regué con aceite, sal, pimienta y un poco de vino blanco.


No tenía ni idea de como cerrar el paquete, pero este vídeo me ayudó. Confieso que tuve que cambiarlo a un papel nuevo porque el primero no lo había cortado en forma de corazón.


Después de 12 minutos a 200° C, tachaaan!

Salmón en papillote
De Bon Appétit, Octubre 2012, para 1 persona.


1 filete de salmón
4 tomates cherry, cortados por la mitad
1/2 calabacín pequeño, cortado en rodajas finas
3 hojas de albahaca en juliana
1/2 chalota, cortada en rodajas finas
2 cucharadas de aceita de oliva
1cucharada de vino blanco

Precalentar el horno a 200°C (400° F)

Cortar un cuadrado de papel vegetal como explica este vídeo y  ponerlo sobre la superficie de trabajo. Colocar en capas sobre el papel el calabacín, la chalota, los tomates, y la albahaca. Salpimentar y aliñar con 1 cucharada de aceite y el vino. Poner el salmón encima, salpimentarlo y añadir la otra cucharada de aceite.

Doblar el papel y cerrar el paquete doblando los bordes para sellarlo. Meter al horno durante 10-15 minutos. Abrir el paquete con cuidado y disfrutar de la más sana de las comidas rápidas.

12.10.12

Calabaza y política





La calabaza es al otoño lo que la política es a Washington. Por eso hace unos días hice cupcakes de calabaza y los lleve a una quedada para ver el debate presidencial. Porque ya es otoño, porque ésto es Washington.

Mis amigos y mi familia en España pensarán que es raro que me junte con amigos para ver el debate en la tele. Probablemente muchos americanos también pesarían que es raro, o un rollo, o incluso lamentable. Sin embargo, hay que entender esta ciudad. Aquí todo gira alrededor de la política y mucha gente se dedica de forma directa o indirecta a temas relacionados con el gobierno. Casi todos mis amigos trabajan para lobbis, senadores, abogados o son ingenieros que trabajan para empresas contratadas por el gobierno. Aquí he tenido que acostumbrarme a que la política sea un tema de conversación muy frecuente con amigos. Supongo que en España hablamos menos porque es imposible hablar de política y pasarlo bien al mismo tiempo.

A mi me gusta más la comida que la política,  así que tenía que llevar algo de comer a esta quedada de debate. Hice los cupcakes de calabaza con la receta de Martha Stewart. Los había probado el año pasado en una fiesta de Halloween, y después de comerme unos cuatro, acabé suplicándole a la anfitriona que me diera la receta.







Para el frosting usé la receta de Patent and the Pantry, la cual se ha convertido en mi receta de cabecera para frosting de queso crema. Está tan bueno que cuando terminé de decorar los cupcakes no pude evitar llevarme la manga pastelera directamente a la boca. Sé que suena asqueroso, pero sabía a gloria.







Cupcakes de calabaza con frosting de queso crema
Adaptado de Martha Stewart, salen 12

Para la masa:
128 g (1 taza, 4.5 oz) de harina
1/2 cucharadita de polvos de hornear (levadura royal)
1/2 cucharadita de bicarbonato sódico 
1/2 cucharadita de sal gorda
1/2 cucharadita  de canela molida
1/2 cucharadita de jengibre molido
1/4 cucharadita nuez moscada molida
100 g (1/2 taza) de azúcar moreno
110 g (1/2 taza) azúcar blanco
110 g (1/2 taza)  de mantequilla, derretida y enfriada
2 huevos, ligeramente batidos
210 g (1/2 lata, 7.5 oz) de puré de calabaza

Para el frosting:
220 g (8 oz) de queso crema (Philadelphia) a temperatura ambiente
110 g (1/2 taza)  de mantequilla a temperatura ambiente
385 g (3 tazas) de azúcar glass, tamizada
1 cucharadita de extracto de vainilla

Hacer la masa y hornear:

Precalentar el horno a 180°C (350°F)

En un bol mezclar la harina, los polvos de hornear, el bicarbonato, la sal, la canela, el jengibre y la nuez moscada. En otro bol mezclar el azúcar con la mantequilla y batir bien hasta que quede una mezcla ligera. Añadir los huevos uno a uno y mezclar bien hasta que la mezcla sea homogénea  Incorporar la mezcla de harina gradualmente hasta que quede bien mezclado. Añadir la calabaza y mezclar. 

Colocar papeles de magdalena en una muffinera. y llenarlos hasta la mitad con la masa. Hornear hasta que un palillo insertado en el centro de los cupcakes salga limpio, unos 20-25 minutos. Dejar enfriar sobre una rejilla completamente antes de decorar con el frosting. 

Hacer el frosting y decorar:

Mientras se enfrían los cupcakes, batir la mantequilla con el queso crema hasta que la mezcla quede ligera y aireada. Añadir la vainilla y el azúcar y mezclar bien. 

Poner el frosting en una manga pastelera con punta de estrella y  cubrir los cupcakes, formando una espiral empezando por los bordes y acabando en el centro.



9.10.12

El pato de choca los cinco



Cuando se trata de comida, algunas personas son muy fáciles de satisfacer. Se comen todo lo que les des y nunca protestan. Les gusta todo, o casi todo. Algunos ejemplos de ese tipo de personas son mi madre, mi hermana o yo misma. Scott no es uno de nosotros. Es mucho más exigente, le gusta comer, pero no cualquier cosa. Es mas difícil de complacer, mucho más sofisticado. Por eso mismo, si cocino algo y lo tomamos para cenar, lo prueba y me dice: "Oh my..this is just perfect!", y me pone la mano para que le choque los cinco, entonces, amigos, significa que es algo que realmente esta buenísimo.

Eso fue exactamente lo que paso cuando probo este confit de pato. Y cuando eso ocurre, yo sonrío, me guardo la receta bien guardada, y la comparto en spoonglish con vosotros.


El confit de pato es una receta francesa de patas de pato cocinadas a baja temperatura en la propia grasa del pato durante varias horas. Una vez cocinado, puede conservarse en la propia grasa por mucho tiempo, osea que se una especie de conserva. Yo había comido confit en casa muchas veces, pero siempre de lata. Sin embargo, dada mi obsesión ha hacer cosas que normalmente se compran hechas (véase helado, baguette, pan de hamburguesas), sentí la necesidad de hacer este plato, que es de mis favoritos de la cocina francesa, y lo hice.





Confit de Pato
Salen 6, adaptado de Bon Appetit

Esta receta tiene 2 partes. En la primera parte, os explico como hacer el confit. Es muy fácil pero lleva su tiempo. En la segunda parte, os muestro un ejemplo de que hacer con el confit cuando este listo para comerlo. Me gusta esta receta porque la piel queda crujiente y esta buenísimo servido con salsas dulces, como la de vino que os pongo aquí (la receta me la dio mi madre). Sin embargo, las opciones son infinitas, podéis poner el confit en ensaladas, con pasta, con cuscus o cualquier cosa que se os ocurra. 

6 patas de pato (muslo y contra-muslo)
3 cucharadas de sal gorda
1/2 cucharada de tomillo seco
2 cucharaditas de pimienta blanca molida
1 hoja de laurel, machacada
6 dientes de ajo, pelados
800g (28oz) de grasa de pato
120 ml (1/2 taza) de agua

Mezclar la sal con el tomillo, la pimienta y el laurel en un bol. Secar las patas de pato con un papel de cocina y untar la mezclar de sal en todas las patas por los dos lados. Ponerlas en una bolsa de plástico con los ajos y refrigerar entre 8 y 12 horas. 

Precalentar el horno a 160°C ( 325°F).

Poner la grasa de pato y 1/2 taza de agua en un cazo a fuego medio. Llevar a ebullición y dejar cocer a fuego bajo hasta que la ebullición sea mas lenta y el agua se haya evaporado, unos 20 minutos.

Enjuagar las patas bajo el grifo para quitar la sal y las especias y secar bien. Colocar las patas en una fuente de horno en una sola capa. Verter la grasa sobre las patas de forma que queden casi totalmente cubiertas. Cubrir la fuente con papel de aluminio. Hacer en el horno durante 3 1/2 horas, hasta que la carne esté tierna y se separe del hueso. Dejar enfriar ligeramente y a continuación refrigerar durante al menos 4 horas. 

El confit puede mantenerse en el frigorífico hasta 1 mes, siempre cubierto completamente con la grasa de pato. La grasa puede reutilizarse para otras recetas, como las patatas al horno con grasa de pato.


Confit de pato con salsa de vino tinto y patatas al horno en grasa de pato
Para 2 personas con hambre o 4 con menos hambre

Para las patatas
3 patatas medianas, cortadas en rodajas finas
1 cebolla pequeña, cortada en rodajas finas
2 cucharadas de grasa de pato derretida
3 cucharadas de aceite de oliva
sal y pimienta

Para la salsa
250ml (1 taza) de vino tinto
50g (1/4 taza) de azúcar
2 cucharadas de miel
1 clavo de olor
2 cucharadas de vinagre de Módena
1 cacito de caldo de carne concentrado (como esto)

Para el pato 
4 patas de confit de pato
2 cucharadas de aceite

Hacer las patatas
Precalentar el horno a 210°C (425°F).
Poner el aceite y la grasa derretida en un bol grande. Añadir las patatas y la cebolla y mezclar todo bien. Añadir sal y pimienta. En una fuente de horno, poner capas de patata y cebolla. Hornear durante 45 minutos.

Hacer la salsa

En un cazo mediano calentar el vino con el azúcar, la miel, el vinagre y el clavo de olor. Añadir el concentrado de carne y llevar a ebullición. Dejar cocer a fuego lento, removiendo de vez en cuando, durante 45 minutos, hasta que la salsa espese ligeramente.

Freir el pato
Precalentar el horno a 200°C (400°F).
Sacar las patas de la grasa y limpiarlas de la grasa que tengan pegada. Calentar aceite en una sartén a fuego medio-alto. Añadir 2 patas, con el lado de la piel hacia abajo, y cocinar durante 1 minuto. Transferir los confits a una bandeja de horno, con la piel hacia abajo. Repetir con los otros confits. Meter la bandeja en el horno y hacer durante 15 minutos.

Servir los confits con la piel hacia arriba acompañados de la salsa y las patatas. Disfrutar y esperar que os choquen los cinco!

7.9.12

Hasta luego, verano




El día del trabajo (aquí en EEUU es el primer lunes de septiembre) esta considerado como el último fin de semana del verano, y para despedirnos, fuimos a la playa. No sé si alguna vez os he dicho cuánto me gusta la playa. Nunca me canso de estar tirada en la arena escuchando las olas y con el sol en la cara. Fuimos a los Outer Banks, en Carolina del Norte, donde están mis playas favoritas de EEUU. El tiempo estuvo cambiante, como si fuera una lucha entre el verano y el otoño. La playa estaba casi vacía y el agua estaba templada, como es normal después de tantos meses de calor.






Ha sido un verano estupendo. Empezó con el viaje a Chincoteague. Luego fuimos a Italia. Después la visita de Almu con viaje a Nueva York incluido. Luego un mes en España con visitas a París, Lisboa y Tarifa. De vuelta a EEUU me visitó mi hermana a hicimos otra visita a Nueva York. Y finalmente, la playa de nuevo. Ahora que lo pienso, ¡ha sido un verano increíble!


Pero el verano se termina, y llega el momento de guardar las chanclas y los vestidos de verano (pronto vendrán los odiados calcetines), y decir hasta luego, verano. Así que aquí esta la (que podría ser) última receta veraniega de este año: ensalada de melón con jamón. La receta la aprendí de mi madre, que a su vez la aprendió de mi tía Papusa una vez que la fuimos a visitar hacer un millón de años. La única cosa que he cambiado es el tipo de melón, ya que aquí no encuentro melones españoles, pero sí unos cantaloupes  riquísimos. Se puede hacer con cualquier tipo de melón siempre que este dulce y maduro.

Es una versión mejorada del típico melón con jamón. Es super refrescante, y la combinación de sabores es inmejorable. No se que más deciros sobre una ensalada, pero de verdad quiero que la probéis. Hacedla ahora, que los melones están en temporada. Hacedla con un buen jamón ibérico si podéis. No os olvidéis de los piñones porque le añaden un punto crujiente muy importante. Nunca, nunca os saltéis la menta ya que es un ingrediente esencial que envuelve los sabores y le da un toque muy refrescante.





Ensalada de melón con jamón
Para 4 personas

1 melón cantaloupe, cortado en trozos de 2 cm (o en bolas)
85 g (3 oz) de jamón ibérico cortado en finas lonchas y picado en trozos grandes
2 cucharadas de piñones tostados
10 hojas de menta, picadas
1 cucharada de vinagre
1 cucharada de zumo de limón
4  cucharadas de aceite de oliva

Poner el melón, el jamón y los piñones en un cuenco. Añadir sal al gusto y la menta. En un bol pequeño hacer una vinagreta con el limón, vinagre y aceite. Aliñar la ensalada con la vinagreta (no hace falta usarla toda, poner la que se quiera) y mezclar bien. Refrigerar hasta que se vaya a comer. 

22.8.12

Cena para una



Llevo sola en casa un par de días. No se me da muy bien estar sola. No es que no me guste a mí misma, pero cuando tengo que entretenerme, no tengo suficiente conmigo. -No soy yo, soy yo, necesito más. Lo entiendo, ¿verdad?- Sí. -Vale. (¿Veis? Me vuelvo loca yo sola). Por suerte, hoy viene mi hermana a sacarme de esta soledad, ¡bien!

Una de las cosas que se me da mal hacer sola es comer. Se me olvida comer a mediodía y luego me entra un hambre terrible por la tarde y no paro de picar para engañar a mi estomago hasta la hora de la cena. Ayer fue uno de esos días. Me volví loca limpiando y haciendo la colada y se me olvidó comer. Cuando terminé las tareas decidí que iba a hacerme la cena y comer como una persona normal, o bueno, dos personas normales, porque tenía muchísima hambre. Encontré esta receta y decidí hacerla por 3 motivos: 1) Tenía una pintaza increíble; 2) Tenía pollo en el congelador y un montón de perejil en un vaso de agua; 3) Quería estrenar mi picadora nueva y odio odio picar perejil a cuchillo.





El truco de guardar el perejil en un vaso de agua es algo que he aprendido de mi madre y de mi abuela. Es una idea genial, el perejil te dura dos semanas fresco. Otra idea que aprendí de mi abuela hace poco es congelar el perejil en un tupper una vez picado. Se mantiene fresco y dura infinito. La picadora funcionó fenomenal para picar el perejil, proceso que duró exactamente 5 segundos. WUAAAA. Adiós a picar el perejil a cuchillo.


La receta no me decepcionó. Por el contrario, estaba buenísimo. Hice un poco de trampa porque ponía que había que cocinarlo durante una hora y cuarto, y yo sólo lo hice 45 minutos. Scott siempre me acusa de acortar los tiempos de cocción de las recetas, pero es que en este caso tenía tanta hambre que no podía esperar más.

Al final me comí mi cena acompañada de estas bonitas rosas. No me gusta comer sola.






Pollo braseado con alcaparras y perejil
Adaptado de Bon Appétite, para 1 persona

1 cebolla pequeña, picada
2-3 muslos de pollo, o contramuslos, o combinación de ambos
4 cucharadas (1/4 taza) de perejil fresco picado
2  cucharadas de alcaparras, aclaradas en agua
350 ml (1 1/2 tazas) de caldo de pollo
60 ml (1/4 taza) de vinagre de vino blanco
Aceite de oliva, sal y pimienta negra molida

Calentar 2 cucharadas de aceite de oliva en una sartén honda. Añadir la cebolla y hacer 5 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que se ablande. Trasferir a un bol y reservar.

Añadir más aceite a la  sartén  y subir el fuego a medio-fuerte. Salar el pollo. Añadir el pollo a la sartén  y cocinar por los dos lados, unos 10 minutos, hasta que esté dorado. Trasferir a un plato y reservar. 

Añadir la cebolla reservada, el perejil y las alcaparras a la sartén y rehogar 1 minuto. Añadir el caldo de pollo, el vinagre y el pollo con los jugos que haya soltado. Bajar el fuego, tapar y dejar cocer una hora y cuarto a fuego lento. ( O 45 minutos si no podéis esperar). Sacar el pollo a un plato. Sazonar la salsa con sal y pimienta y servirla sobre el pollo. Comer, solo, o acompañado. 

Nota: Para 2 personas, simplemente poner más pollo. Para 4 personas, poner el cuádruple de pollo y el doble de todo lo demás. 

20.8.12

Una sopa que está a dieta

Estaba pensando empezar esta entrada pidiendo perdón por haberos tenido casi en el abandono los últimos meses. Quería explicaros por qué he estado tan desaparecida y prometeros que a partir de ahora escribiré más a menudo. Pero la verdad es que paso de dar explicaciones. Qué más da, ¿no? Tampoco creo que os importe tanto.







En lugar de disculparme, voy a hablaros de esta maravilla de sopa de tomate. Es del libro Essentials of French Cooking, de Williams-Sonoma. Las fotos de las recetas del libro te hacen la boca agua y te dan ganas de ponerte a cocinar cuanto antes. Sin embargo, cuando haces las recetas y comparas con las fotos del libro, te das cuenta que ni por asomo lo tuyo tiene tan buena pinta. Yo creo que les ponen mucho photoshop. Pero bueno, la belleza esta en el interior, ¿no? En este caso, en el interior de un cuenco cubierto con hojaldre.






Lo que más me gusta de esta sopa es el sabor y el aroma que le da el tomillo, diferenciándola de la mayoría de sopas de tomate. También me encanta la tapa de hojaldre, que hace que el cuenco de sopa parezca una seta, y está buenísimo cuando la rompes sobre la sopa y te lo comes todo junto.

Lo que no me entusiasma demasiado de la receta es que lleva 1 litro de nata. ¡Un litro! ¿Pero por qué los franceses no están gordos? Yo la verdad que paso de tener remordimientos de conciencia y prefiero que la tarta tenga más sabor a tomate, así que he puesto a la sopa a dieta y le pongo sólo la mitad de la nata. Y la verdad es que no necesita ni un gramo más. 


Aunque parezca una sopa muy de invierno, ahora es cuando los tomates están en temporada, por lo que ahora es cuando hay que hacer esta sopa para que quede lo más rica posible. Aquí esta mi adaptación de la receta:

Sopa de tomate con hojaldre
Para 4-6 personas. Adaptado de Essentials of French Cooking, Williams-Sonoma

1 kg (2 lb) de tomates maduros
125 g (8 cucharadas, 4.5 oz) de mantequilla sin sal
1/2  (ó 1 si es pequeña) cebolla
2 dientes de ajo picados
1 hoja de laurel
2 cucharaditas de tomillo fresco picado
500 ml (2 tazas) de nata líquida
2 planchas de hojaldre 
1 huevo batido con 2 cucharadas de agua

Hervir agua en una cazuela. Con un cuchillo, hacer una cruz a los tomates en el culo y ponerlos en el agua hirviendo durante 30 segundos. Sacarlos con una espumadera, dejarlos enfriar, pelarlos y cortarlos en cuartos.

En una cazuela grande derretir la mantequilla a fuego medio. Añadir la cebolla y rehogar hasta que esté traslucida, unos 3 minutos. Añadir el ajo y hacer 1 minuto más. Bajar el fuego y añadir los tomates, el laurel, el tomillo, sal y pimienta. Dejar hacer removiendo de vez en cuando hasta que los tomates se ablanden, unos 20 minutos. Retirar el laurel.

Licuar la mezcla en una batidora de vaso o con una batidora de mano. Colar para quitar las semillas y volver a poner en la cazuela. Añadir la nata y dar un hervor. Retirar del fuego.

Precalentar el horno a 200°(400°F). Con el rodillo, estirar las planchas de hojaldre hasta que tengan unos 6 mm de grosor. Cortar círculos de diámetro un poco superior al de los cuencos en los que se vaya a servir la sopa. Poner los cuencos sobre la bandeja del horno, servir la sopa en ellos y cubrirlos con los círculos de hojaldre, de forma que quede un poco tirante. Con una brocha, untar los círculos de masa con huevo batido. Hornear hasta que la masa esté dorada e hinchada, unos 15 minutos. Servir inmediatamente.


1.8.12

Americanizándome


Hace un año que me mudé a Estados Unidos. Era verano (obviamente), y Scott y yo teníamos peleas constantemente acerca del aire acondicionado. Él, como buen americano, quería tener el aire encendido todo el rato para que la temperatura no subiera de 18º C. Yo, como buena española, odiaba el aire y consideraba que era necesario sólo si pasábamos de 26º C. En España en verano tiene que hacer calor, y mucha gente piensa que el aire acondicionado es malo. Ahora, un año después, América ha ganado la batalla. Ya nunca peleamos por el aire y ya no puedo vivir sin él. Cuando mi amiga Almu nos visitó desde España, no paró de quejarse del frío en las tiendas, el metro, los restaurantes, ¡y nuestro piso! Me di cuenta de que ahora me encanta el aire acondicionado y que pasar de la calle a 40º C a una tienda que esté a 18º C es como ir del infierno al cielo.

Ahora estoy en España de vacaciones y no me acostumbro a no tener aire. El calor no me deja dormir por la noche y me tiene sudando to doel día. Estoy en un plan de nohacernada, y eso incluye cocinar y bloguear. Además, estando en casa de mi madre, ¿para qué voy a cocinar? Sin embargo, muchos me preguntáis que por qué no he escrito últimamente, así que he decidido terminar este post que empecé ya hace un tiempo, justo después de hacer esta tarta de melocotón por primera vez ( ya la he hecho 3 veces).


Llevaba queriendo hacer esta receta desde que la vi en invierno en la página de Amanda Hesser. Tenía que esperar a que llegara el verano para encontrar melocotones buenos y asequibles en el supermercado. Por fin, la semana pasada, hace unas 3 semanas, la espera terminó.

La primera vez utilicé melocotones de carne blanca, los de las fotos. La segunda vez usé melocotones amarillos normales. La tarta queda genial con los dos tipos, y seguro que también con albaricoques o nectarinas, siempre y cuando la fruta esté madura. La primera vez la base quedó muy fina, así que la segunda vez doblé la receta y usé más cantidad para conseguir una base más gordita.


Tarta de melocotones
Adaptada de Amanda Hesser, Food 52. Para 8 personas.

Para esta tarta usé un molde de base desmoldable de 27 cm (11 pulgadas).

380 g (3 tazas) mas 2 cucharadas de harina
1 1/4 cucharaditas de sal gorda
150 g (3/4 taza) mas una cucharadita de azúcar
120 ml (1/2 taza) de aceita vegetal o de girasol

120 ml (1/2 taza) de aceite de oliva suave
 4 cucharadas de leche entera
1 cucharadita de extracto de almendra (opcional)
2 cucharadas de mantequilla fría
4 melocotones maduros, cortados en gajos de 1 cm de ancho
1 puñado de almendras picadas

Precalentar el horno a 220ºC (425ºF).
En un bol mezclar 380 g de harina, 1 cucharadita de sal y 2 cucharaditas de azúcar. Mezclarlo ayuda a tamizar la harina sin necesidad de colarla primero.
En un bol pequeño, mezclar los aceites, la leche y el extracto de almendra. Verter la mezclar sobre la harina y mezclar suavemente con un tenedor, lo justo para que se mezcle pero sin trabajar la masa. Transferir la masa al molde y extenderla con las manos para que cubra todo el fondo y las paredes, repartiéndola bien. Descartar el exceso de maza.

En un bol, mezclar 150 g de azúcar, 2 cucharadas de harina, un pellizco de sal y dos cucharadas de mantequilla. (Si los melocotones son muy jugosos, añadir una cucharada más de harina). Pellizcar la mantequilla y mezclarla con el resto de ingredientes con los dedos, hasta que la mezcla sea una combinación de gránulos finos y pequeñas acumulaciones, como migajas.

Colocar los gajos de melocotón sobre la base, formando círculos concéntricos apretados, empezando desde el exterior. Repartir la mezcla de azúcar y mantequilla por encima (parecerá que es demasiado). Esparcir las almendras picadas. Hornear entre 35 y 45 minutos, hasta que que la base se haya dorado y el azúcar esté derretido y brillante. Enfriar sobre una rejilla. Servir templada acompañada de helado de vainilla.



2.7.12

Una tarta de otoño para un cumpleaños de verano


Ya, ya lo se. Llevo un montón de tiempo sin escribir una entrada. Al principio tenía demasiadas cosas que hacer y no tenía tiempo, y después vinieron dos estupendas semanas de vacaciones en Italia. Pero no os preocupéis, si es que os estabais preocupando, porque ya estoy de vuelta y tengo un montón de recetas nuevas que contaros.

Empecemos donde lo dejamos. El cumpleanos de Scott fue el 5 de Junio (hace casi un mes). No sé como es en vuestras familias, pero en mi familia, y en la de Scott, si es tu cumpleaños tú eliges el menú. Scott eligió un montón de cosas, aunque no voy a poner la receta de ninguna de ellas hoy: arroz frito, cerdo agridulce, macarrones con queso bacon y trufa, y tomates rellenos de bacon, lechuga y mayonesa (tomates blt). Tres de los cuatro platos que eligió llevaban bacon. El fin de semana de su cumpleaños lo celebramos con amigos e hice una tarta que también eligio él: Cheesecake de calabaza con bourbon. Esta tarta es de todo menos veraniega. El color, los ingredientes, el sabor y la textura forman la tarta mas otoñal que uno se pueda imaginar. Yo quería hacer una tarta de 3 pisos, de chocolate y frambuesa, o una tarta de limón y arándanos, pero un cumpleaños es un cumpleaños y que cumple elige.






Cheesecake de calabaza con Bourbon
Adaptada de Gourmet, via smitten kitchen.

Para esta receta necesitáis un molde para tartas desmoldable de 23 cm de diámetro. Si no tenéis, usad un molde normal, pero no la podréis desmoldar. Si el molde que tenéis es mas grande, aumentad la cantidad de galletas y de mantequilla, o la base quedara demasiado fina. El resto se puede hacer igual.


Para la base
75 g (3/4 taza) de galletas Maria trituradas 
69 g (1/2 taza) de nueces de pecan, trituradas
35 g (1/4 taza) de azucar moreno
45g (1/4 taza) de azucar granulada (normal)
60 g de mantequilla derretida


Para el relleno
350 g (1 1/2 taza) de calabaza (de lata)
3 huevos
70 g (1/2 taza) de azucar moreno
2 cucharadas de nata
1 cucharadita de extracto de vainilla
1 cucharada de bourbon (Jack Daniel's o similar)
90 g (1/2 taza) de azucar granulada
1 cucharada de almidon de maiz (maicena)
1 1/2 cucharaditas de canela en polvo
1 1/2 cucharaditas de nuez moscada rallada
1/2 cucharadita de gengibre en polvo
1/2 cucharadita de sal
680 g de queso crema, a temperatura ambiente

Para la cobertura
500 g de nata agria
2 cucharadas de azucar
1 cucharada de bourbon
Nueces de pecan enteras o medias

Hacer la base:
Mezclar las migas de galleta y nueces, los azucares y la mantequilla en un bol. Extender la mezcla en el fondo del molde, presionando bien. Enfriar durante una hora.

Hacer el relleno y hornear:
Precalentar el jorno a  180°C/ 350°F.

Batir la calabaza con los huevos, el azúcar moreno, la nata, la vainilla y el bourbon.

Por separado, mezclar el azucar blanco, el almidon de maiz, la canela, nuez moscada, gengibre y sal. Añadir el queso y batir muy bien y rápido hasta que quede una mezcla cremosa (mejor con un batidor tipo Kitchen Aid o similar). Añadir la mezcla de calabaza y batir hasta que esté bien mezclado.

Verter la mezcla en el molde y hornear en el centro del horno unos 50-60 minutos, hasta que el centro haya cuajado. Enfriar 5 minutos sobre una rejilla. No apagar el horno.

Hacer la cobertura:
Batir la nata agria con el azúcar y el bourbon en un bol. Verter sobre la tarta y esparcir bien con una espátula. Hornear durante 5 minutos. Decorar con nueces por encima. Dejar enfriar sobre una rejilla durante unas 3 horas. 

Enfriar en la nevera hasta que este fría, al menos 4 horas. Sacar de la nevera 30 minutos antes de servir y desmoldar.

1.6.12

Sabor a verano



No tener que llevar calcetines durante 4 meses, chanclas, vestidos de verano, helados, piscinas, sol, playa, barbacoas, tomar el sol, salir sin chaqueta por la noche. Por si no os habéis dado cuenta, estoy hablando del verano. En concreto, estoy hablando de por qué el verano es mi época del año favorita. Y estoy hablando de esto porque el verano, ¡por fin ha llegado!

El fin de semana pasado empezamos el verano con una buena dosis de playa, amigos, helados, barbacoa, mojitos, sangría y picaduras de mosquito (esa parte del verano no me gusta). Fuimos a Chincoteague Island (¿Chinco-que?), un paraje precioso en Virginia, donde alquilamos la mejor de todas las casas al borde de la bahía.




De vuelta a nuestro pisito en la planta 22, sin vistas al mar y sobreviviendo gracias al aire acondicionado, ese sentimiento de verano se ha esfumado. Así que ayer decidí hacer algo para hacerlo volver: hice salmorejo.

Los que sepáis lo que es el salmorejo os podéis saltar el siguiente párrafo.

El salmorejo es una sopa fría de tomate típica del sur de España. ¿Gazpacho?-Os preguntáis. No, el salmorejo es el hermano gordo del gazpacho. El sabor y la textura son diferentes porque el gazpacho lleva más hortalizas y menos aceite y pan que el salmorejo. El gazpacho es más liquido, más ácido y más refrescante, mientras que el salmorejo es más espeso, más pesado, más sabroso y más cremoso. El gazpacho se suele acompañar con tomate y pepino picados, mientras que el salmorejo se acompaña con jamón serrano y huevo duro. Un plato de gazpacho hace que quieras otro. Un plato de salmorejo hace que no quieras volver a comer en una semana. Me entendéis, ¿verdad?

El salmorejo me recuerda al verano, a los muchos veranos que he pasado en las playas de Cádiz. 

Y a vosotros, ¿qué comidas os recuerdan al verano?


Salmorejo
Para 4 personas

Lo importante aquí es usar tomates muy maduros y rojos, preferiblemente de rama o de pera. Yo no los pelo porque mi batidora es muy potente, pero si no tenéis una batidora potente o veis que la piel es muy gorda, es mejor pelarlos. El salmorejo tiene que ser espeso y cremoso, pero esta textura depende de la cantidad de agua que tengan los tomates. Si os queda demasiado claro, podéis añadir más pan, y si queda demasiado espeso, simplemente añadid más agua.

Para el salmorejo
1 kg (2lb) de tomates maduros
2 dientes de ajo pelados
3 rebanadas de pan de molde o un buen trozo de pan duro
120ml (8 cucharadas, 1/2 taza) de aceite de oliva virgen extra
1 1/2 cucharaditas de sal
1 cucharada de vinagre de sidra

Para la guarnición
2 cucharadas de jamón serrano picado
1 huevo cocido, picado
Picatostes (pan frito)

Para pelar los tomates, hervir 2 litros de agua en una cazuela. Con un cuchillo hacer una cruz en el culo a cada tomate y poner en el agua hirviendo durante 30 segundos. Al sacarlos, la piel se habrá despegado y es mucho más fácil pelarlos.

Poner el pan a remojar en agua. Pelar y cortar los tomates en cuartos. Ponerlos en una batidora de vaso. Añadir los dientes de ajo. Escurrir un poco el pan con las manos y añadirlo a la batidora. Licuar durante unos 3 minutos (depende de la potencia de la batidora, pero debe quedar lo mas fino posible). Abrir la batidora y añadir la sal, el aceite y el vinagre. Cerrar y mezclar unos 10 segundos. Verter en una sopera o un bol y refrigerar un mínimo de 2 horas.

Servir el salmorejo en cuencos individuales y poner por encima los picatostes, el jamón, el huevo y un chorrito de aceite.